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Noventa años de existencia, 300 números de la Revista. Me recuerda a aquella película española, “Un franco, 14 pesetas”, de Carlos Iglesias de 2006. Si no la has visto, merece la pena echar un poco la vista atrás, revisando como hace solo 60 años nuestros paisanos tenían que salir de España en busca de trabajo. Uno de esos destinos era Suiza. Había trabajo y unas condiciones de vida, una cultura muy distinta a la nuestra, que apenas acabábamos de abandonar un período de autarquía económica propiciado por la guerra civil. Sirva el título de la película para arropar este breve artículo en nuestra Revista número 300.

En estos 90 años, que han tenido reflejo en esos 300 números de nuestra Revista, nuestra sociedad ha sufrido numerosos cambios importantes. Téngase en cuenta que, con la acepción de Gestores Administrativos, nuestro colectivo existe desde 1933. Con anterioridad hemos sido Agentes de Negocio y Solicitadores antes.

Hemos contado con distintos regímenes políticos: dictadura, república, democracia. Hemos sufrido una guerra. Numerosas y profundas crisis: económicas, financieras, sanitarias. Y hemos asistido a la transformación de nuestra sociedad, en un proceso probablemente no visto en ninguna otra parte del mundo, por su rapidez y por su eficacia. Pasamos de una dictadura a una democracia sin prácticamente ruido. Y cuando éste llegó, fue solventado por las Instituciones de una manera muy consistente.

Durante todos estos años, los Gestores Administrativos hemos jugado un papel muy importante, colaborando con ciudadanos y Administración para traducir el lenguaje de ésta a aquellos. Y lo hemos hecho de una manera sencilla. El objetivo no era deslumbrar al cliente si no facilitarte, tranquilizarle y ejecutarle de la manera más rápida el trámite. Tanto es así que, cuando empezaron a crecer las matriculaciones de los coches, el Ministerio de Gobernación se acordó de nosotros. Fue en 1977 cuando nace el justificante profesional, mediante el cual el coche, una vez recibida la documentación por el Gestor Administrativo y tramitada con la Dirección General de Tráfico, podía circular aun cuando el trámite no estuviera perfeccionado. El Gestor Administrativo emitía un justificante profesional por el que se daba por válido el trámite en tanto la DGT resolvía. Esto solo fue el principio. Porque el crecimiento de nuestra economía conllevó la profusión de normas. Primero, de ámbito nacional y locales. Llegó el estado de las autonomías, y se incorporaron al porfolio normativo las de carácter autonómico. Entramos en la Unión Europea y, consecuentemente, se añadieron las normas emanadas del Parlamento Europeo a las obligaciones de nuestros ciudadanos. Y, naturalmente, la presencia de los Gestores Administrativos se incrementó; el ciudadano, el autónomo o el empresario precisaban alguien que les ayudara con el trámite.

A lo largo de nuestra historia hemos alternado momentos muy intensos con otros en los que todo parecía indicar que íbamos a desaparecer. El hito más claro y peligroso, al menos sobre el papel, fue la publicación en el BOE de la Ley 11/2007, de 22 de junio, de acceso electrónico de los ciudadanos a los Servicios Públicos. La Ley tenía como objetivo que los ciudadanos pudieran acceder a cualquier trámite con la Administración de forma directa. Por aquella época también se había lanzado la ventanilla única. Concepto interesante que se quedó en eso: en un concepto. La suma de ventanilla única con acceso electrónico de los ciudadanos a los Servicios Públicos plantó negros nubarrones sobre las cabezas de los Gestores Administrativos de la época, que pensaron en recoger los “trastos” y buscar nuevas rutas de negocio.

Sin embargo, la concepción de ambas herramientas no fue la adecuada. Se dice habitualmente que el papel lo aguanta todo. Pero la realidad es tozuda, lo que no se puede no se puede, y además es imposible. Ni los ciudadanos están preparados para el acceso electrónico, ni la ventanilla única ha funcionado (vaya usted al ayuntamiento de su ciudad y diga que quiere pedir algo de la Administración Central del Estado).

Nuestros líderes en ese momento lo tuvieron claro. No había que asustarse, había que ponerse al frente de la manifestación, había que coger la pancarta con las dos manos e inventar los eslóganes que gritar. Y así los Gestores Administrativos comenzamos a mecanizar algunos trámites.

Mucho se habla de la digitalización de la AEAT. Sin los colaboradores sociales, nada de aquello habría sido posible. Los Gestores Administrativos ejecutamos un porcentaje elevado de los impuestos de nuestros ciudadanos. Porque si la mecanización de la AEAT hubiera sido solo acompañada por el ciudadano, ¿cree que estábamos preparados para que los propios ciudadanos tomaran las riendas? Lo mejor que tuvieron la ventanilla única y la ley 11/2007 fue que nos movió en nuestros sillones y nos pusimos a trabajar, preocupados por nuestra profesión. Hoy somos el colectivo que más trámites electrónicos realiza, por supuesto, en nombre de nuestros clientes.

Hoy no se concibe hablar de digitalizar la Administración sin contar con los colaboradores sociales, en general, y con los Gestores Administrativos, en particular. Lo que ha quedado claro es que la Administración comenzó muy bien un proceso de modernización en los albores de los 90, pero no ha dejado de caer en los últimos años. Mucho hablar de digitalización, pero llegado el momento las vergüenzas del proceso han quedado bien mostradas, al extremo de encontrarnos en el peor momento histórico de la atención al ciudadano por parte de la Administración.

Al igual que en la cinta de “Un franco, 14 pesetas”, al final los protagonistas, ya de regreso a la España de los 80, echan de menos el frío clima suizo, en la España de 2023 los ciudadanos echamos de menos los prístinos procesos de tramitación de los 80/90.

La Cibeles en Madrid ha visto pasar el tiempo desde distintos puntos de vista (no siempre los leones han mirado hacia el mismo sitio). Los Gestores Administrativos también. Y esa capacidad de observación que hemos desarrollado con los años nos permiten dibujar no solo la situación si no también la solución. Solo falta que quien tiene la vara de mando repare en ello y nos pregunte. Dentro de otros 90 años nuestros sucesores se preguntarán por qué este proceso no se hizo antes.

Artículo escrito por nuestro presidente José Manuel Mariño Romero y secretario general del Consejo General de Colegios de Gestores Administrativos de España para la revista número 300 que puedes leer íntegra aquí.